Camino de Santiago de la Mancha. Minaya – El Provencio

Introducción

            Minaya es una pequeña población formada de casas antiguas que acompañan al peregrino hasta la iglesia de Santiago el Mayor, el Apóstol objeto y fin de nuestro viaje. Minaya, mi hermano, el hermano o pariente del Cid; da gusto pasear por sus calles, sentir la Manchuela en su ambiente; con ella abandonamos la provincia de Albacete que hemos recorrido en todas las etapas desde nuestro comienzo en Montealegre del Castillo y nos adentramos en la provincia de Cuenca, por una de las más pequeñas villas de ella, Casas de Roldán.

            Es, con todo, la más larga etapa del Camino de Santiago de la Mancha, con un recorrido de cuatro leguas largas, 28 km.

Minaya al Provrencio

A la Minaya iii

Al Provencio iiii

            Salimos de Minaya, recorremos un tramo de carretera N-301 por su polígono industrial, hasta llegar a la gasolinera donde tomamos un camino de tierra. Unos minutos antes que Dani y yo sale desde el hostal y restaurante otro peregrino que inicia el camino, él no nos ve, pero nosotros seguiremos sus pasos hasta la gran explotación agraria de la Hoya del Ducado, donde él tomará un atajo y nosotros describiremos el verdadero Camino del Sureste. Días más tarde se alojó en el Rincón del Infante, en La Puebla de don Fadrique, propiedad de mi amigo Juan Alcañiz Ruiz, lugar acogedor donde los haya, donde se alojan la mayor parte de peregrinos que recorren este camino. Debo decir que el Camino de Santiago del Sureste es uno de los caminos de Santiago más áridos y difíciles que existen, especialmente recorrido por peregrinos extranjeros de Centro Europa y Australia, solitarios o en pareja, nunca en grupos ni de manera masiva como ocurre en los del norte.

            El día está fresco y nublado, de manera que nos tenemos que proteger convenientemente. La pista de tierra nos lleva hasta el lugar de las Cañadillas.

Salida de Minaya a Casas de Roldán

            Siguiendo la pista encontramos la primera población de la provincia de Cuenca, Casas de Roldán, una pequeña población, solitaria y vacía de habitantes a esa hora de la mañana, solo un vecino se atreve a asomar la cabeza por el portón de su garaje. Accedemos a ella por la calle del Pozo, paramos un instante en la plaza de la parroquia de San Sebastián, presidida por un gran olmo, y salimos por la calle de la iglesia, donde encontramos un vestigio de su pasado pastoril, un chozo manchego.

Calle del Pozo en Casas de Roldán

Iglesia de San Sebastián presidida por un gran olmo

Chozo a la salida de la calle de la Iglesia

            Un poco más adelante el camino se bifurca, tomamos el de la derecha. Un tramo más y alcanzamos la Central Solar Fotovoltaica experimental de Casas de Roldán, que da la sensación de estar abandonada.

Bifurcación del camino

Central fotovoltaica experimental de Casas de Roldán (parece abandonada)

            El camino atraviesa la gran explotación agraria que comienza en la Hoya del Ducado, con una gran plantación de girasoles, Las Canteras, Monte Alto y La Hoya de las Ventas, en su centro la casa que gobierna todo este extenso territorio, Casa del Ángel, una moderna instalación de viviendas y almacenes. Durante este recorrido atravesamos diversas plantaciones y siempre nos acompaña el árbol autóctono de la Mancha, la encina milenaria y la carrasca.

En el campo de girasoles

 

 

Carrascas en los caminos

            Dejamos atrás la explotación agraria en Las Ventas, a nuestra derecha la Casa de la Cuesta Blanca, hasta llegar al vértice geodésico de Las Manchas (720 m)

Vértice geodésico Numancia, Las Manchas

            Las nubes se han ido, el sol aparece en lo alto; nos seguirá todo el resto del camino, quemándonos el cuello y la cara, parecerá más tarde que hemos estado en la playa. La pista es buena y recta, pasamos Bodega de Emilio y numerosas quinterías a su alrededor, Casa de Numancia, Casa del Carmen, Casa de los Grillos. Los pinos han comido el terreno a la carrasca en esta zona; andamos por la Cañada Real de los Murcianos en la linde entre ambas provincias de Albacete y Cuenca. Cruzamos la A-43 por un paso a nivel en la Hoya de San Mateo. Continuamos para encontrar, a nuestra derecha, un bosque de pinos, Pinar del Estado y El Pinar Nuevo.

            Atravesamos la N-310. Cerca ya de El Provencio, numerosas fincas y pinos solitarios van acompañando el camino, que se torna subibaja, a ratos subimos, a ratos bajamos, de manera que rompe nuestras piernas y rodillas en el tramo final. De esta manera llegamos al puente que salva el río Rus con la cara completamente quemada y un poco de cansancio, pues hemos recorrido 27 km en cinco horas.

Puente sobre el río Rus

            Seguimos camino a las inmediaciones del pueblo por el barrio de San Cristóbal, en el lugar llamado Entre Ríos.

            El primer edificio que aparece es la Plaza de Toros del Provencio, junto al Puente Real que cruza el río Záncara, uno de los principales que define la Mancha y desemboca en su madre Guadiana. Este Puente Real es un puente medieval construido entre los siglos XI y XII, llamado así porque fue atravesado por el rey don Carlos con toda su corte cuando vino desde Cartagena, proveniente de la Jornada de Argel del año de 1541, un desastre debido al mal tiempo ¿sería esta una premonición de la Invencible? Pasó por allí e hizo noche en El Provencio, en casa de los Calatayud, señores de la villa.

Plaza de Toros El Provencio

Puente Real sobre el río Záncara

Tajamares del Puente Real

Cauce de lo que fue el río Záncara

            El final de la jornada lo celebramos en Casa Honorato, una casa rural junto a la ermita y santuario de Ntra. Sra. la Antigua de Manjavacas, en el cumpleaños de mi amigo Ángel Moreno.

¡Feliz cumpleaños y que cumplas muchos más!

Estuvo tan lleno de gente conocida que nos acoplamos en la barra

Muy concurrida y animada la comida. Llegamos a la caldereta no a los aperitivos

Foto de grupo

Con mi amigo de mi niñez en La Mota, José Luis Moreno